Pasado el viento que con violencia
arrancaba las hojas del castaño
la calma regresó y fue de nuevo
otoño para árboles y campo.
Las hojas del follaje continuaron
su caída, como antes de los vientos,
sin nadie que sacara por la fuerza
el árbol, lo que daba a los inviernos.
Mirando el desprenderse de las hojas,
yo pensaba en la vida del humano,
que pone su violencia sobre todo
y tanto se enardece por los cambios.
Pasada la ansiedad y el afanarse,
otro cielo comienza, y todo sigue
su curso, por la fuerza de la vida
que guía desde adentro a lo que vive .
Sería más sencillo, acompañarla,
ayudando a los partos de los tiempos,
dejando a los otoños y veranos
que enfrenten con su fuerza a los inviernos.
Mamerto Menapace.
arrancaba las hojas del castaño
la calma regresó y fue de nuevo
otoño para árboles y campo.
Las hojas del follaje continuaron
su caída, como antes de los vientos,
sin nadie que sacara por la fuerza
el árbol, lo que daba a los inviernos.
Mirando el desprenderse de las hojas,
yo pensaba en la vida del humano,
que pone su violencia sobre todo
y tanto se enardece por los cambios.
Pasada la ansiedad y el afanarse,
otro cielo comienza, y todo sigue
su curso, por la fuerza de la vida
que guía desde adentro a lo que vive .
Sería más sencillo, acompañarla,
ayudando a los partos de los tiempos,
dejando a los otoños y veranos
que enfrenten con su fuerza a los inviernos.
Mamerto Menapace.
La hoja seca encarcelada, la verde muriendo, la cercana y la lejana, en su árbol y en el suelo, también la muerte del tronco. Como siempre no se te escapa detalle (el detalle de Antonio Cano). Tus fotos hablan siendo mudas, y eso qué difícil conseguir es. Felicidades querido mío, y gracias por compartir.
ResponderEliminarAbrazos.
Cristóbal Vázquez